Con un discurso enfocado al sitio y al programa, los proyectos de Eduardo Cadaval y Clara Solà-Morales son abstracciones geométricas que son fuertes pero sin ser agresivas, y atractivas pero sin caer en el descuido. En un nuevo documental sobre su trabajo, "Cadaval y Solà-Morales / Síntesis y contención", los arquitectos explican su historia y sus procesos por medio de conversaciones que se entremezclan con visitas a sus proyectos más elogiados, y con la validación de su trabajo por sus colegas. Juan Herreros, fundador y director del Estudio Herreros, caracteriza a los arquitectos no como heroicos o épicos, sino como bailarines, donde la práctica hace que lo imposible pueda verse fácil. Josep Luis Mateo, fundador y director de Mateo Architectura, elogia, "puedes entender el proyecto o la obra que hace en si misma, sin tener que referirse a sus modelos".
.jpg?1442198797 "Casa Guinovart Florensa. Imagen © Santiago Garcés")
Después de la fundación de su oficina en Nueva York en 2003, Cadaval y Solà-Morales se sintieron atraídos por el robusto ecosistema de la arquitectura en Barcelona (los concursos públicos, una floreciente cultura del diseño, y la relación con la academia), por lo que trasladaron su oficina a esa ciudad en 2005. La mayor parte de la práctica del despacho se ha completado en España, país de origen de Solà-Morales, y en México, país natal de Cadaval. Los ejemplos de ella incluyen la Casa TDA en Oaxaca, la Casa Girasol en Port de la Selva, la X House en Cabrils, y la Casa Guinovart Florensa, en el valle de Arán.
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Mientras que las viviendas son frecuentes en el trabajo de Cadaval y Solà-Morales, estas obras no sólo son el éxito del estudio. Cadaval explica que él no cree en una estrecha visión de la profesión, donde se espera que solamente los arquitectos existen para diseñar balcones o barandales, sino que ve a la escritura y a la conversación como complementos esenciales de la arquitectura. El estudio también es conocido por sus instalaciones y estructuras efímeras, como el Pabellón PIC en Barcelona, y la instalación para los proyectos de la artista Susana Solano en la Fundación ICO, en Madrid. Los proyectos efímeros, dice Solà-Morales, fomentan una franqueza que es menos contenida y anónima que un edificio, ya que las estructuras son transitorias. Disociando el término de política, Cadaval y Solà-Morales puede ser descrito como poseedor de un sutil poder, uno que no necesita convencernos de su éxito, pero que prospera con una confianza que aparece sin esfuerzo.
